Este domingo que nos regala Dios (7 de octubre) nos permite reflexionar en torno a tres aspectos de la condición humana: LA DIVERSIDAD, LA COMPLEMENTARIEDAD Y LA UNIDAD.

Y llega muy bien estas letras porque vivimos momentos difíciles en donde no se quiere aceptar y respetar que somos únicos e irrepetibles, totalmente diferentes o diversos en pensamientos, sentimientos, estilos y criterios;  en donde queremos despersonalizar al otro pretendiendo que sea igual a mí y que haga lo que yo quiera como si fuera una máquina programada que solo cumple órdenes; una sociedad que nos hace ver al que piensa diferente a mí como enemigo, contrario, oponente y rival; urge convivir en medio de las diferencias, reconocer que podemos ser complementarios, es decir, ayudarnos mutuamente y aprender del otro; es necesario unirnos en medio de tantas diferencias y particulares.

Este mensaje es válido para la vida familiar, laboral y parroquial.

Dios bendice al ser humano diverso, complementario y unido.

Recordemos que somos iguales en dignidad pero diferentes en identidad y funciones o roles.  Lo importante es que cada uno aporte para que existan familias, trabajos y comunidades en donde reine la unidad. Somos piezas valiosas de este gran rompecabeza familiar, social y comunitario.

Bienestar y paz para todos.

Éxitos en esta nueva semana.

Con aprecio.