“Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios”. Mc 10,18
El día 30 de Octubre, en la Parroquia de La Medalla Milagrosa, Montería, tuvo lugar la Eucaristía ofrecida por los jóvenes que recibirían el sacramento de la Confirmación, junto a ellos estaban los docentes de la Institución, quienes tendrían un compartir con el Señor Obispo, su excelencia quiso iluminar este momento con la Palabra de Dios ( Mc 10,18ss) y a partir de ella transmitirle a los profesores las siguientes reflexiones:
-Hay dos maestro: el de la Ley y el Maestro Jesús, que es el maestro del amor, Usted, como docente, qué maestro es? -preguntaba a los presentes-
–Hay que valorar y no juzgar, valorar, significa poner en el corazón del otro el crecimiento, el aprecio, se hace necesario preguntarse qué bueno tiene el otro? Jesús es Maestro Bueno porque reconoce lo mejor que hay en el hombre. Hay que aprender a valorase a sí mismo, cuando se valora primero lo de uno, también se hace capaz de valorar al otro, toda evaluación a un alumno también es evaluación del que le enseña.
–La pedagogía de Jesús es la pedagogía del Amor, esta pedagogía permite pasar de la ley a lo esencial del ser humano creado por Amor, en el designio Salvífico del Padre Dios.
-El hombre es un ser racional-dicen los filósofos- sin embargo, la vida nuestra también está marcada por el amor, desde nuestro padres, quienes en una unión amorosa nos regalan el don de la vida. Ciertamente nadie dejaría de comer o se quedaría sin motivaciones para vivir porque le han quitado “una idea”, no siendo así, si les llegara a faltar “el amor”, piénsese aquí en el adolescente que ha perdido su primer amor, no se halla en el mundo, pierde el sentido de su vida.
-Un buen maestro a lo largo de su experiencia de vida tendrá que ser mamá porque tiene que entender al alumno, papá porque es principio de autoridad para el niño, hermano para saber compartir y finalmente debe ser un amigo para crecer en la amistad sincera.
–La regla más exigente del Amor es dar la vida. Se ama cuando se es capaz de sufrir por el otro.
-El maestro debe valorar la persona. Somos hijos, y debemos valorarnos como hijo de Dios desde el bautismo.
– Si el maestro no tiene ideales le castra los ideales a su alumno, si es conformista el alumno lo será; el ideal es Cristo, hay que vivir la trascendencia, de modo que también el alumno pueda llegar al Maestro de Maestro, Jesús.