El Evangelio de este domingo 4 de noviembre nos presenta la novedad del mandamiento del amor como camino para estar cerca en el reino de Dios.
Para aterrizar esta novedad, necesitamos amar a Dios por medio de una equilibrada autoestima y una correcta solidaridad y caridad con el prójimo.
Lo anterior quiere decir que amamos a Dios sin complejos (ni de inferioridad ni superioridad), teniendo bien claro quiénes somos, con nuestras cualidades y defectos, reconociendo al prójimo como diferente a mí, ni más ni menos, ni igual, totalmente diverso.
En este mismo sentido, se ama a Dios en el prójimo, con nuestra solidaridad, buen trato, tolerancia, sirviéndole con alegría y haciéndole el bien y considerándolo siempre como hermano.
Dios nos ayude a construir amor propio y fraternidad, dos signos concretos de nuestro amor a Dios.
Feliz semana para todos.
Con aprecio.