Comienzo con esta hermosa frase que escribió santa Laura Montoya en su autobiografía y que nos inspira para hacer la reflexión de este VI domingo de Pascua (6 de mayo).
Toda la Palabra de Dios de esta jornada dominical va a insistir en este verbo (AMAR) y en este sustantivo-activo (AMOR).
Y qué bien llega a nosotros en estos momentos actuales cuando dejamos que el odio, la intolerancia y el fanatismo político ahogue o marchite el sentimiento que nos debe unir y complementar. Estamos viviendo unos días en donde el amor es silenciado en nuestra sociedad.
Es la Palabra de Dios siempre actual, que llega para orientar nuestra vida y para recordarnos que Dios nos ama, que debemos amarlo a Él y que necesitamos amar a nuestro prójimo.
Veamos por aparte cada aspecto del amor:
1. Dios es amor y lo manifiesta a cada uno de nosotros; todo lo que somos y tenemos es pura evidencia de su amor. Nos ama como amigo. Experimentemos en nuestra vida el amor que Dios nos tiene y seamos agradecidos con Él.
2. Nosotros en correspondencia al amor de Dios debemos amarlo a Él con todas nuestras fuerzas, es nuestro amigo y debemos permanecer unidos a su amor, cumpliendo los mandamientos, haciendo el bien y sirviendo a los demás con alegría.
3. Amémonos los unos a los otros teniendo como ejemplo el amor que Jesús nos manifiesta hasta el extremo. Jesucristo es maestro del amor que debemos dar a nuestros hermanos, un amor práctico, cotidiano, cercano, sin protagonismos, un amor traducido en actitudes y acciones.
Será en definitiva el amor al hermano, el fruto más grande que le podemos ofrendar a Dios. Un amor que nos dará satisfacción, esperanza y confianza.
Dios nos ayude a vivir este mensaje transformador.
Feliz semana para todos.
Con aprecio.