En la Iglesia Madre de la Diócesis, se dieron cita los laicos, religiosos, religiosas y presbíteros para celebrar el Martes Santo y en este día, concelebrar la Misa Crismal, que recibe su nombre de la consagración que se hace del Santo Crisma, usado en la vida sacramental, además se bendicen los santos Óleos, igualmente presentes en la liturgia.

La Alegría desbordaba la Catedral, cosa que puso de presente el Obispo Rolón, quien al  inicio la celebración manifestó en sus Palabras el gozo que embargaba su corazón de ver una gran porción de la Iglesia Diocesana reunida en torno a la Alegría que sólo el Señor Jesús puede dar.

No era para menos, pues esta celebración en el marco de la Semana Mayor, entraña particular y profundo sentido, pues, allí mismo(catedral) donde muchos de los sacerdotes recibieron el sacramento del Orden, tuvo lugar este martes la renovación de sus Promesas Sacerdotales.

Hay que decir que en cada Misa Crismal la vida sacramental se renueva, llevando a los fieles, la Gracia siempre nueva y renovadora de Dios, pues, con estos aceites bendecidos y el Crisma consagrado, se recibe al neófito en la pila Bautismal, se confirma a aquellos mismos, cuando han alcanzado cierta madurez espiritual y además se consagran las manos y el ser del que decide servir a Dios en el Sacerdocio o en el ministerio Episcopal.

Sin dudas, este multiforme encuentro manifiesta la riqueza de los fieles en la Iglesia Diocesana, a quienes el Señor Obispo, encargó el cuidado de sus sacerdotes.

El liturgo por excelencia, el Obispo Diocesano, con suma sabiduría y pedagogía fue llevando a la asamblea a la comprensión del efecto de cada uno de los aceites (de los enfermos y catecúmenos) además, por supuesto del Santo Crisma, particularmente utilizado por el obispo en la confirmación y en el orden sacerdotal.

El pastor diocesano, hizo mención ya al final de la vida y ministerio del Padre Gumersindo Dominguez quien recientemente estuvo de cumpleaños, además finalizaba señalando el camino de la Visita del Sumo Pontífice Francisco a Colombia y a la provincia Eclesiástica de Cartagena y por tanto a nuestra región, invitando a orar por la intenciones del Papa, además de la consecuente preparación en cada parroquia de esta Diócesis.

Terminó con la invitación a la participación ferviente de la Semana Santa.

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