Al cierre de la CI Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano los obispos del país han hecho conocer un mensaje donde se citan las raíces de las problemas que generan violencias en las regiones del país. Además han presentado ante la opinión pública sus compromisos para la construcción de la paz.
Después de hacer un análisis de la realidad, los prelados han dicho que las raíces de la violencia en Colombia están en el alejamiento de Dios, la crisis de humanidad, la desintegración de la familia, la pérdida de valores y el relativismo ético, los vacíos del sistema educativo, la ausencia del Estado o su debilidad institucional, la inequidad social y la corrupción.
En medio de estas raíces, los obispos del país destacaron signos de esperanza. Subrayaron el trabajo de instituciones y personas que trabajan por la paz; el esfuerzo que se ha hecho en el aumento de la cobertura e infraestructura educativa en varios sectores del país, la reducción -en cierto grado- de los niveles de pobreza extrema, avances en la infraestructura vial y los esfuerzos para crecer en niveles de transparencia y superar la corrupción.
En este marco, se comprometieron a seguir con los procesos de evangelización, centrarse en el anuncio y la defensa de la dignidad humana, puntualizar el trabajo pastoral sobre la familia, renovar el empeño por promover la práctica de los valores humanos y cristianos, promover un modelo educativo integral, humanizador y que impulse una educación para la paz; trabajar por un cambio profundo para asumir la ética de la responsabilidad, la justicia y la convivencia; y trabajar en favor de un sistema económico justo y solidario que supere las injusticias.
Además los obispos del país han convocado a los colombianos para participar en la consulta sobre los Acuerdos de La Habana. “Convocamos de manera responsable, con un voto informado y a conciencia que exprese libremente su opinión”.
Al finalizar el mensaje hicieron un “vehemente llamado” a la guerrilla del ELN para que “abra sus puertas al diálogo y a la construcción de un país con justicia social desde la participación política y no desde las armas”.
Finalmente los obispos aseguraron que la Iglesia será un “hospital de campaña” para que después de la guerra se dedique con pasión a curar y sanar las heridas de las víctimas.
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Tomado de la Conferencia Episcopal de Colombia