De obligada referencia es la fiesta del Arcángel San Rafael, para los peregrinos que todos los 24 de Octubre llegan en multitudes; romerías llenan las calles aledañas al Templo, epicentro del encuentro devoto pactado cada año desde el corazón, se nota la inmensa devoción, las manifestaciones de fe de todo tipo abundan; pareciera detenerse todo, solo una voz al unísono se oye invocando la protección de San Rafael; el sin número de celebraciones, procesiones, promesas, objetos de piedad y todo lo alusivo a este Arcángel muestran lo arraigado que está en los corazones de sus devotos.
Y es que la devoción es muy grande, los rostros transfigurados, las oraciones entre labios mientras se celebra la Misa, es una oración silenciosa que se une al sacrificio de la Eucaristía.
Confianza que inspira tal fervor, es la convicción que San Rafael, “lleva sus súplicas al altar del Cielo”, como reza la plegaria Eucarística del Canon Romano I.
En la Eucaristía de las 10am, de ocho celebraciones a los largo del día, presidida por Monseñor Alberto Rolón, y concelebrada por varios sacerdotes, muchos de ellos hijos de esa tierra y que año tras año, acompañan dicha celebración muy fieles a la tradición recibida de sus padres.
Una muchedumbre abarrotaba el templo, pero nada fue impedimento para vivir fervorosamente dicha celebración, era notorio el intenso recogimiento y devoción de los asistentes.