Vamos a vivir una nueva Semana Santa, no una más (no es mera tradición o costumbre rutinaria) sino una nueva experiencia en torno a los grandes misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor que debe tocar o afectar nuestra vida.
Desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección vamos a dedicarle más tiempo a Dios y a cultivar nuestra vida espiritual.
Miremos ahora con más profundidad estos grandes acontecimientos que vamos a celebrar, revivir y actualizar.
1. Jesucristo sufre, padece, experimenta el dolor como una realidad humana y lo afronta con valentía, con amor, con perseverancia y en obediencia al Padre.
También nosotros llevamos nuestra propia cruz y siguiendo el ejemplo de Cristo debemos saber afrontar y enfrentar las adversidades o dificultades.
2. Jesucristo muere en la Cruz por nuestra redención, su muerte es semilla de vida nueva, su sacrificio es signo de amor y entrega hasta el extremo. Es necesario que también nosotros como creyentes sepamos entender que hay situaciones en nuestra vida que deben morir si queremos empezar una vida nueva.
3. Jesucristo no se queda en la Cruz ni en el sepulcro, Él resucita, vence la muerte, es triunfador, es Señor de la vida; infunde en nosotros la esperanza y tiempos mejores. Siguiendo a Jesús resucitado, nuestra vida debe reflejar luz, renovación, optimismo, mente positiva, alegría y paz.
De todo lo anterior, cabe decir que también nosotros sufrimos, morimos y resucitamos con Cristo. Llevamos en nuestra vida, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
NOTA: comienza la semana mayor recordando esa entrada triunfal de Jesús en Jerusalén aclamado por el pueblo como el rey bendito que viene en nombre del Señor. Hoy nosotros como nuevo pueblo de Dios, reconocemos a Jesucristo como nuestro Rey humilde que quiere entrar en nuestro corazón.
Que sea una semana para vivir en familia y muy cerca a nuestra iglesia parroquial.
Dios los bendiga.
Con aprecio.