El Evangelio de este domingo 9 de septiembre concluye con esa afirmación llena de asombro y admiración al ver las maravillas que Jesucristo realiza con los necesitados y que nos recuerda a la expresión de Génesis 1, 31: “Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien’. Jesucristo viene a realizar una nueva creación, a la persona que toca la convierte en una nueva creatura, transforma nuestra vida en personas nuevas y mejores.
Veamos en detalles la narración que nos presenta el evangelista San Marcos:
1. El enfermo que le presentan a Jesús era sordo y apenas podía hablar. Estaba limitado, excluido, no se podía comunicar: no oía y hablaba con dificultad. Jesús en su gran misericordia se acerca a él, lo toca y le devuelve la audición y él habla; le devuelve la comunicación, lo hace relacionar con los demás, lo hace una persona nueva y mejor. También nosotros, estamos sordos, no queremos escuchar a Dios y nos cuesta hablar de sus bondades a los demás.
2. “Ábrete”, es la palabra que Jesucristo pronuncia para hacer el milagro, es una expresión que denota poder, acción bondadosa y salvadora, liberación de toda esclavitud opresora. Jesús quiere romper toda cadena, todo lo que está cerrado a la acción de Dios. Abre Señor, nuestra mente y corazón, entra en nuestra vida y danos todo aquello que necesitamos.
3. Nos queda un gran compromiso a la luz de este Evangelio, hacer bien todas las cosas que realizamos, ponerle bondad a nuestras palabras, pensamientos y acciones. Que también se pueda decir de nosotros: Todo lo hace bien, es una persona de bien.
Feliz semana para todos.
Con aprecio.