El pasado 9 de abril, el padre Gumersindo Domínguez —conocido y querido por todos como el padre Gumer— celebró con gozo y sencillez sus 102 años de vida. En esta fecha tan especial, su testimonio de fidelidad y entrega al ministerio sacerdotal fue reconocido con gestos de profundo afecto por parte de la Iglesia.

El Cardenal Luis José Rueda, en compañía de nuestro obispo diocesano, monseñor Alberto Rolón, visitó al padre Gumersindo en su casa de retiro, gesto que llenó de alegría este momento tan significativo.

El día de su cumpleaños, algunos sacerdotes de la pastoral sacerdotal, como los padres Orlando López y Luis Serpa, Delvis Suárez, celebraron con él la Santa Eucaristía en la intimidad de su hogar, agradeciendo a Dios por el don de su vida.

Ese mismo día, en la comunidad del barrio Vilches de Cereté, en el último templo que él mismo ayudó a levantar y que fue consagrado a la Virgen del Carmen, se celebró una Eucaristía de acción de gracias. Fue una ocasión emotiva en la que se unieron los fieles para rendir homenaje a un pastor que ha dedicado más de un siglo a servir a Dios y a su pueblo.

La vida del padre Gumersindo es un testimonio vivo de generosidad, perseverancia y amor pastoral. Las manifestaciones de cariño y admiración se sintieron desde las más altas dignidades eclesiásticas hasta las comunidades donde ejerció su ministerio. Su legado permanece en la memoria agradecida de todos quienes han sido tocados por su cercanía, su fe sencilla y su incansable servicio.