Estamos ya en el segundo domingo de cuaresma (25 de febrero), seguimos nuestro camino de preparación a la Pascua, no podemos perder de vista el objetivo de estos días: la conversión de nuestra vida.
El Evangelio nos relata el pasaje de la TRANSFIGURACIÓN en la que Jesús sube a una montaña para ser presentado por el Padre delante de cinco grandes testigos: 2 del antiguo pueblo (Moisés y Elías) y 3 del nuevo pueblo (Pedro, Santiago y Juan).
La voz del Padre lo muestra como su Hijo amado a quien debemos escuchar, Jesucristo es la Palabra misma de Dios que debemos acoger en nuestra vida.
Quisiera brevemente explicar el significado bíblico del verbo ESCUCHAR.
– Presta oídos, inclina el oído, presta atención, concéntrate en lo que te van a decir.
– Valora el mensaje, el contenido de lo que te están hablando.
– Valora la persona que te está hablando, si te dice algo es porque te aprecia y quiere tu bienestar.
– Abre tu corazón a ese mensaje, interioriza, reflexiona, piensa lo que te dicen, se escucha con el corazón, no sólo con los oídos.
– Pon en práctica lo que te dicen, vive lo que has escuchado, convierte en vida lo que te han dicho, en otras palabras, escuchar es obedecer.
Apliquemos todo esto a nuestra vida espiritual, la realidad es que no sabemos escuchar, necesitamos aprender a escuchar a Dios, a la voz de nuestra conciencia, y al hermano que nos quiere ayudar, aconsejar o corregir.
Retomando el pasaje del Evangelio, nos urge escuchar a Jesús por tres motivos:
1. Necesitamos escuchar a Jesús porque hay muchas voces que no nos ayudan a crecer, hay mucho ruido ensordecedor (basta escuchar tantas promesas que no van a cumplir nuestros futuros gobernantes o legisladores), hace falta el silencio para escuchar a Jesús que nos dice: ánimo, sigue adelante, estoy contigo.
2. Necesitamos escuchar a Jesús para cambiar, para transfigurar nuestra vida, para ser mejores, para transformar nuestra manera de vivir.
3. Necesitamos escuchar al Hijo amado para entender a plenitud la complejidad de nuestra vida, no hay vida sin muerte, no hay Resurrección sin cruz, no hay triunfos sin sufrimientos, no hay vida sin altos y bajos.
Dios nos ayude en este caminar.
Bienestar y paz para todos.
Feliz semana.