En el segundo día de la gira pastoral, el turno fue para la Parroquia San Juan Pelayo (Párroco Juan Javier Dau), más exactamente en el corregimiento de Bonga Mella, ahí se dieron citas los líderes rurales y urbanos con que cuenta actualmente la mencionada parroquia, desde el recibimiento se pudo vislumbrar el empeño puesto para preparar, organizar y realizar este encuentro con quienes sirven a la Iglesia.
El derroche cultural, la alegría desbordante y el gozo de ser una Iglesia Viva se notó en toda la media tarde en la que acogían al pastor diocesano con versos compuestos para la ocasión… qué forma de integrar un mensaje evangélico con la raíces de los juglares y sus décimas en una tierra en la que desde niños les brotan las melodías de su folclor.
La Madera, El Obligado, Carrillo, San Pelayo, Buenos Aires y los anfitriones entre otros fueron los nombres de las poblaciones que se integraron sólidamente venciendo las obstáculos que la lluvia les imponían.
Cada una de las delegaciones se presentaron explicando su labor evangelizadora.
Monseñor Rolón, escogió el pasaje de la semilla en el campo (Mt 13, 1-9) para expresar con profunda convicción:
“Que una semilla sola es nada, es pequeña, es poco; por lo tanto, necesita de alguien… de la actitud del campesino en especial, que no ve sólo, un grano, sino una espiga con muchos granos, porque no está pensando en el ahora y en “el Ya”, sino en el futuro y es capaz de ello porque no mira la semiente con los ojos del presente, sino de la esperanza.”
“El Señor siembra en todo terreno en el bueno o en el malo… por doquier, porque el Señor da oportunidad a todos para que den buenos frutos, porque Él confía en Nosotros.”
“El Señor tiene la mirada puesta en Ustedes (Líderes), porque Él sabe qué ha sembrado en Ustedes… Y Ustedes son tierra fértil y han de dar frutos abundantes. Cuando no hay dolor y sufrimiento no hay frutos, ya que éstos muestran que la Palabra de Dios está entrando en el terreno(corazón) para dar buenos frutos.”
Éste mensaje fue acogido con profundo regocijo, por ser verdaderamente motivador para los agentes de pastoral y el trabajo que realizan por el bien de la Iglesia Diocesana y Universal.
Terminaba el ameno espacio con un ágape fraterno y con un balance de total optimismo y espíritu de lucha para continuar la labor de seguir anunciando la Buena Nueva.
Antes de impartir su bendición episcopal, Mons. Rolón, pidió unirse en oración por la visita del Santo Padre Francisco a Colombia.
Luego de ello se despidió y agradeció la fraternal y cálida acogida manisfestada en el segundo día de la Visita Pastoral.