Celebramos este Domingo 20 de Mayo la Solemnidad de Pentecostés, es decir, el envío y la venida del Espíritu Santo a la iglesia.

Hoy, con más fuerza, necesitamos renovar el don del Espíritu Santo en nuestras vidas, ese regalo maravilloso de Dios debe seguir iluminando nuestras vidas.

Es, sin lugar a dudas, una nueva experiencia de Dios que enriquece nuestra vida de fe.

Continuando con nuestra reflexión, hay tres aspectos que debemos meditar  con motivo de esta festividad.

1. Es una nueva experiencia de VIDA que nos anima, nos fortalece y nos renueva interiormente. Ahí donde hay desánimo, debilidad y rutina, el Espíritu de Dios nos da nueva vida.

2. Una nueva experiencia de UNIDAD que reconoce las diferencias y la diversidad en los seres humanos. Ahí donde hay divisiones, manipulaciones, intolerancias y despersonalizaciones, urge la ayuda de lo alto por medio del Santo Espíritu en nuestras familias, comunidades parroquiales, lugares de trabajo y sociedad.

3. Una nueva experiencia de AMOR en donde reine la paz y el perdón, en donde la violencia, el rencor y la agresividad no tengan protagonismos.

En una sociedad actual marcada por la muerte, la división o polarización y los odios, cuánto nos falta vivir un nuevo Pentecostés que transforme nuestra vida, cuánto necesitamos el fuego divino para ser mejores personas y creyentes.

Que esa plegaria, VEN, ESPÍRITU SANTO, sea un clamor a Dios para que venga a nuestras mentes y corazones y nos haga pensar, sentir y vivir de manera distinta.

Feliz semana para todos.

Con aprecio.